Una de las muchas virtudes que tiene el béisbol es que no depende del reloj y eso deja abierta la mágica caja de que cualquier cosa puede pasar y que a veces verás más de 27 outs.
Los juegos de extrainnings no son inusuales en las Grandes Ligas pero algunos partidos en la historia de MLB se han ido al extremo y producen un juego mucho más largo de lo que un duelo de nueve entradas normalmente duraría – incluso más allá de la barrera de las 20 entradas.
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JUEGOS MÁS LARGOS EN LA HISTORIA
26 ENTRADAS
1ro de mayo de 1920: Brooklyn Robins 1-1 Bravos de Boston
- Este juego hubiese sido eterno de haber existido alumbrado en el estadio; fue suspendido debido a la oscuridad después de solamente tres horas y 50 minutos. Los Robins (predecesores de los Dodgers) anotaron su carrera en la quinta y luego la ofensiva de Boston les respondió en la sexta. Entonces: puras argollas, durante 20 episodios en fila. La parte más increíble es que este encuentro requirió de solamente dos lanzadores -- Leon Cadore de Brooklyn y Joe Oeschger de Boston tomaron la bola por sus respectivos equipos y nunca la cedieron, lanzando cada uno de los 26 episodios del encuentro.
25 ENTRADAS
8 de mayo de 1984: Medias Blancas de Chicago 7-6 Cerveceros de Milwaukee
- Éste es el partido más largo en la historia de MLB en lo que a tiempo se refiere. Necesitó de ocho horas y seis minutos – y tuvo que ser realizado en dos días. El encuentro comenzó a las 7:30 p.m. el 8 de mayo de 1984 en el Comiskey Park, pero se suspendió después de 17 entradas con el marcador empatado 3-3 debido a una regla que existía de que ningún nuevo inning debía empezar después de las 1:00 a.m. El juego se reanudó la noche siguiente, 9 de mayo de 1984 y finalmente, en la parte baja del 25to episodio, Harold Baines de los Medias Blancas bateó un jonrón frente a Chuck Porter para finalizar el desafío.
11 de septiembre de 1974: Cardenales de San Luis 4-3 Mets de Nueva York
- Los 13,460 fanáticos que se dieron cita en el Shea Stadium aquella noche de miércoles en septiembre no tenían idea de lo que estaban a punto de presenciar: un juego de siete horas y cuatro minutos que no terminaría sino hasta las 3:13 de la madrugada, convirtiéndose en el partido continuo más largo en la historia de Grandes Ligas (por innings) en el cual se decidió un ganador. Después de empatar en la novena entrada, los Cardenales aguantaron para salir victoriosos 4-3. Los Mets calcularon que unos 1,000 aficionados permanecieron en las gradas hasta el final.