Dentro del beisbol, las mujeres han roto barreras de todo tipo, y en el caso de Ila Borders, fue una muy especial, pues siempre será recordada como la primera mujer en jugar béisbol profesional en Estados Unidos, incluso teniendo la oportunidad de llegar a las Grandes Ligas de Béisbol (MLB).
Luego de su carrera como pitcher en el beisbol colegial, Ila buscó seguir su carrera a nivel profesional. Fue así que en 1997, Ila fue firmada por los Saints de Saint Paul, un equipo de liga independiente, y el día más histórico llegó el 31 de mayo de ese mismo año cuando se convirtió en la primera mujer en jugar en una liga profesional.
Tres semanas después, Borders fue trasladada a los Dukes de Duluth en la misma liga donde acabó la temporada sin decisiones y una efectividad de 7.53 en 15 juegos. Ila regresó a Duluth para la temporada 1998 y le dieron la oportunidad de ser abridora (7 de julio de 1998): la primera mujer en el béisbol profesional. Su primera victoria llegó el 24 de julio: 3-1, contra los Sioux Falls Canaries.
En 1999, tuvo fricciones con el nuevo manager de los Dukes y fue traspasada al Madison Black Wolf (actualmente los Lincoln Salt Dogs). Lanzó en 15 juegos saliendo del bullpen, con una ERA de 1.67, las mejores estadísticas de su carrera que le permitieron ser calificada como la octava mejor lanzadora de la liga.
Durante el invierno de 1999, Ila Borders entabló conversaciones con los Reds de Cincinnati para una invitación a su entrenamiento de primavera. La propietaria Marge Schott decidió que la presencia de Borders en el Spring Training podría llegar a ser una distracción para el equipo y la zurda nunca tuvo la oportunidad.
Borders no fue seleccionada en el entrenamiento de primavera por Black Wolf, puso rumbo a la Liga del Oeste (Zion Pioneerzz), pero su carrera en el béisbol se dio por finalizada al acabar la temporada.
Cuando se le pidió que comentara sobre su decepción tras el rechazo de la invitación de los Reds, dijo a Béisbol América: “Dejé que eso me derrotara. Fue totalmente mi culpa”.