(AP).- Desde su lecho de enfermo vigilaba a su hijo que apenas podía respirar y a quien tenía que darle de comer en la boca. Y cuando vio morir a su amigo y coach Carlos Aranda conectado a un respirador en la cama de al lado, se convenció de que “esta enfermedad no es un juego”.
“No es fácil ver a la gente asfixiándose y ahí mismo fallecer. Sólo en mi sala murieron como diez. Y desde ahí escuchábamos aquel martilleo… pam, pam, pam… eran los ataúdes que estaban clavando en la otra sala”, dijo en una entrevista a la agencia de noticias AP Norman Cardoze, una de las estrellas del béisbol nicaragüense y sobreviviente del coronavirus.
Gerente del equipo San Fernando de la ciudad de Masaya, Cardoze estuvo cinco días hospitalizado junto a su hijo, el popular jonronero de igual nombre y a quien la enfermedad golpeó más duro luego de que la Liga de Béisbol Profesional Nacional de Nicaragua no detuvo la temporada pese a la pandemia.
Ambos se recuperan ahora en su casa.
“Lo más triste fue el desvanecimiento y la falta de respiración. Ver a mi hijo tendido en una cama, darle de comer para que no muriera”, relató el deportista, cuya salud y robusta contextura le habrían ayudado a sobrevivir al virus, según su esposa Fátima Ruiz.
Padre e hijo regresaron enfermos a Masaya el 16 de mayo después de disputar un juego en Bonanza, un municipio minero del caribe norte, y fueron hospitalizados. Las pruebas confirmaron que tenían coronavirus. El 17 de mayo fue internado el coach Aranda, quien murió intubado el jueves 21. A pesar de ello, el resto del equipo jugó dos partidos más aquel fin de semana.
“Él era mi coach y yo lo vi morir, eso no se lo deseo a nadie”, dijo Cardoze, quien hace un año ingresó al Salón de la Fama de Nicaragua, donde el béisbol es el deporte favorito de la mayoría de sus 6,5 millones de habitantes.
El gobierno del presidente Daniel Ortega, que se ha negado a aplicar medidas de distanciamiento social y ha promovido las actividades públicas masivas, ha reportado hasta el viernes 46 muertos y 1.118 contagios. Sin embargo, el grupo no gubernamental Observatorio Ciudadano, formado por médicos y activistas sociales, registraba hasta la víspera 805 fallecidos (90 por neumonía y el resto sospechosos de COVID-19), así como 3.725 casos positivos.
La muerte de Aranda impactó a la comunidad beisbolera y, a pedido de los jugadores, las autoridades decidieron posponer el emblemático campeonato nacional para el 26 de junio. Para Cardoze, los juegos deberían cancelarse indefinidamente.
Deportistas reportaron que han estado jugando bajo presión, con amenazas de ser expulsados si abandonaban su trabajo. Carlos Aranda Salazar, padre del popular coach fallecido, confirmó a la AP que su hijo se vio obligado a seguir jugando.
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